Siempre falta algo que consume lo que eres, que te aleja si lo quieres, que te mata si lo tienes, que ensombrece una victoria por su ausencia, y ya sin paciencia. Siempre falta algo, una sonrisa, un trofeo, un sentimiento, un deseo, y ya corro como un galgo. Puede que todo marche pero algo tiene un parche que mancha en azabache camino de si valgo. Salgo de la pompa de jabón que rompe el absurdo pánico al fracaso que corrompe, y toda madurez exige de mil palos en la tez, en la fe, en la sien da igual donde. Siempre con el hándicap que cada uno implante en sí mismo, ya que sombras hacen diamante, con una eterna lucha de poderes y de metas que cuando las consigues ya no son interesantes. Y es que soñar nunca nos fue gratis, un deseo no cumplido hace el mundo gris. Todos nos hemos sentido solos, con ojos y ciegos y un llanto no te cura la parálisis, nunca, pero son necesarios, claro, como el agua que da vida y desgasta rocas, si, tantas bocas afirman ser tu guía, y si faltase alguien toda compañía es poca. Y es que tenemos todo para ser felices, todo, pero todo son matices, créeme, las matemáticas del hombre, los números son infinitos y nos quedamos con el trece. Siempre falta algo que consume lo que eres, que te aleja si lo quieres, que te mata si lo tienes, que ensombrece una victoria por su ausencia, y ya sin paciencia. Siempre falta algo que consume lo que eres, que te aleja si lo quieres, que te mata si lo tienes, que ensombrece una victoria por su ausencia, y ya sin paciencia.
Sin ánimo mi música me guía hacia el desastre, de verme con el lastre de ser nadie sin su tacto. Balanzas que no premian el esfuerzo, por su propio peso aplastan, y ya está servido aquí mi pacto. Que no, que lo busco y que no encuentro plenitud.
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