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27 septiembre 2015

Amor a quemarropa.

Cómo volar si estás cortándome las alas. Desde que 'amor' pasó a ser sólo una palabra. Cuando tu cuerpo era como una pistola y vaya si eran venenosas esas balas. Ya cambié el edredón, qué pena no poder cambiar tu ausencia en mi habitación. Cuando el invierno que enfriaba mi cabeza se hundió. Alguien me dijo: "no te fíes ni de tu corazón. Hoy pienso: tiene razón. Miedo a quemarme, miedo a congelarme. Llenaba papeles y ahora sólo escribo en carne. Te fuiste de mi vida y te quedaste en mi mente pero allí casi nunca ya me alegro de verte. Me acusabas de vivir en partituras, pero ¿qué es la madurez sino estrés y facturas? Yo al menos escribo mis dudas, lamo mis heridas. Yo no te quiero ver verde, yo te quiero ver desnuda. No pusimos nuestros nombres en los árboles ni fecha de comienzo en las paredes de los wateres. No decías que eras bipolar en tu currículum pero tenías como un tuit, 140 caracteres. Porque el que vive en el pasado ya no vive. Lo deshace, lo decora a su gusto y no lo concibe. Yo entonces convertía lo improbable en imposible y a las llamas de tus manos les faltaba combustible. 

Ahora estoy volando sobre el nido del cuco. Soy más consciente de mis fallos porque así es como yo me autoeduco. Mientras mi orgullo no amanezca en tus nudillos. Si tus labios hacen magia jugaré hasta que descubra el truco. Y perdí el norte sólo para no ubicarte. Mezclábamos el sexo con la sangre y nos gustaba. Porque hay cierta violencia que no debe ser vallada y la voz de la conciencia está más guapa callada así que golpéame. Con tu distancia, con tu silencio, pero golpéame. Y si te vas a marchar, dímelo antes de entrar y ya veré si te dejo pasar. 

Y tu recuerdo siempre en V.O. y si ahora te comprendo pues será por los subtítulos. Si no suena el teléfono soy yo, que no marqué tu número, pensando si tus ojos siguen húmedos. Más de cien veces me dijiste que me odiabas y ahora no sé lo que daba por oír la ciento una. No sé que me hacías pero sé que lo hacías aunque fuéramos sol y luna, Zaragoza y Osasuna. Que tu cabeza siempre está de vacaciones, pero a esa playa sólo la visitan tiburones. Yo fui con mi barco de papel jugando a ser otro quizás, otro tal vez… otra serpiente mudando de piel. ¿Por qué el destino no se mete en sus asuntos? ¿Por qué éramos presuntos culpables del instinto? ¿Por qué nos alejamos sin haber estado juntos? ¿Por qué nos parecemos cuando somos tan distintos? ¿Lo ves? Cómo no era tan sencillo… seguir y mantener el brillo. Ahora la coraza que me salva está rota. Tan vulnerable que noto cómo explota. Hay que estar loco para dejar que la rompa otra… Amor a quemarropa.

               

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