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¿Alguna vez has sentido lo mismo que yo? ¿Tú también te has puesto nervioso al verme? ¿Has tenido ganas de besarme? Dime que alguna respuesta ha sido un si rotundo. Quiero saber si tu también te has muerto de ganas por darme un beso, aunque solo sea para que me calle la boca y dejar de molestarte, que también te has puesto nervioso al verme, aunque sea por miedo a lo que tenia para decirte.

Quiero que me digas que te pones igual de nervioso que yo cuando me tocas, cuando juego con tu oreja, con tu pelo, cuando estamos en una mesa sentados enfrente el uno del otro y no paramos de mirarnos, tontear, y gastarnos bromas, dime que tienes la misma sensación que yo.

Dime que nunca te despides de mi porque no soportas hacerlo, qué prefieres no decirme nada, no darme los dos besos, que te gusta que te vea marcharte, alejarte poco a poco de mi. Dime que no es solo un juego, que por otro lado es divertido, pero que es algo más y por el temor, ese temor que tengo yo, a que todo cambie, a que nada sea igual, que lo que tenemos no sea nada, por eso, no quieres dar un paso en falso. Dame una señal que haga que yo diga. ¡No estoy equivocada!

Pero si todo es mentira, si solo es un juego y tú no sientes nada, ríndete, no sigas apostando, no subas la apuesta. Jamás apostaré mi corazón.

Juego conmigo a ser feliz creyendo estar contigo. Después de todo este tiempo me deberías resultar extraño, pero, en realidad, me duele sentirte lejos.